Una de las palabras
que siempre sobrevuela en el espectro del autismo es la ansiedad y por ello me
gusta ponerle el foco en este blog. En el caso de las personas autistas se
calcula que presentan cinco veces más
probabilidades de desarrollar trastornos ansiógenos y es una de las razones
más habituales por las que se dirigen a profesionales de la salud.
Hasta el momento no
había indicios claros de cuál era el desencadenante de estos datos pero parece
que la investigación va encontrando respuestas y se centran en que la
explicación a estos altos niveles de ansiedad podría deberse a la dificultad de
las personas autistas en la compresión de sus propias emociones.
La investigación
sugiere que tres factores principales contribuyen a menudo a que las personas
en el espectro del autismo desarrollen ansiedad. Éstos
serían:
*Dificultades de
predictibilidad o para hacer frente a la incertidumbre.
*Dificultades para aceptar
experiencias emocionales.
*Alexitimia o la incapacidad de
reconocer las emociones en los demás y la dificultad de expresar los sentimientos propios en
palabras.
Los estudios previos sobre
la ansiedad en el autismo se habían centrado en los dos primeros, y de ahí
radica la novedad del novedoso estudio del que hablamos en esta publicación:
según sus autores, es el primero en considerar la importancia del último de los
factores anteriores. Las personas con alexitimia, frecuentemente son incapaces
de comprender tanto sus propias emociones como las de los demás. En este blog
habíamos hablado de ella en otras publicaciones (si quieres saber más
pincha AQUÍ).
La alexitimia, presente en la población en general, es más común
en las personas autistas ya que se observa en alrededor de la mitad de esta
población. El estigma social hacia el autismo ha hecho que esta condición se
haya descrito como 'fría, antisocial y desinteresada en otras', cuando lo que se produce, realmente, es una dificultad en la interpretación
de la comprensión emocional tanto propia como ajena. Precisamente este rasgo de la
personalidad fue el foco de la investigación publicada a principios de este
año, que encontró que las personas autistas son tan afectuosas como las
neurotípicas, pero la alexitimia les dificulta el desarrollo la empatía.
En el estudio que protagoniza
esta publicación, se pretendía explorar cómo este rasgo de la personalidad
podría afectar a la ansiedad en el autismo, y para ello se seleccionaron a 151
personas adultas, de las cuales 76 presentaban un diagnóstico de autismo y 75
no.
Todos los participantes completaron
una serie de cuestionarios que valoraron los síntomas nucleares del autismo,
además de aspectos como la ansiedad, la aceptación emocional, la
alexitimia y la intolerancia a la
incertidumbre.
Tal y como se plantearon en las
hipótesis, los resultados del cuestionario confirmaron que las personas autistas
experimentaron niveles significativamente más altos de ansiedad que las
personas sin esta condición.
Hasta la fecha, se barajaba que
el autismo era causado por un desarrollo cerebral atípico. Ahora, esta investigación
plantea que algunos aspectos de esta condición de desarrollo podrían estar
relacionados con alteraciones en los nervios que se encuentran en los brazos,
piernas, manos, dedos y piel y que envían información sensorial al cerebro. Los
síntomas, que incluirían aspectos sensoriales, dificultades con la interacción
social y ansiedad pueden ser causados por defectos en los nervios sensoriales
que atraviesan el cuerpo.
Investigadores de la Escuela de
Medicina de Harvard defienden que en las personas con autismo, estos nervios
sensoriales están alterados debido a mutaciones genéticas. Esto significa que
el 'volumen de activación' se eleva por completo en estas células nerviosas, lo
que implica que las sensaciones táctiles se experimentan en un nivel exagerado
y elevado, pudiendo conducir a situaciones ansiógenas y problemas comportamentales.
A partir de ahí, otro grupo de
investigación desarrolló un modelo estadístico para examinar qué factores
podrían explicar esta relación entre la ansiedad y el autismo. Los resultados
mostraron claramente que la alexitimia, la aceptación emocional y la
intolerancia a la incertidumbre desempeñaron un papel fundamental. De hecho, la
suma de esos factores representó el 64 por ciento de la relación entre el
autismo y la ansiedad. Estos datos sugieren que las personas con autismo
experimentan ansiedad porque tienen más probabilidades de reaccionar negativamente a
sus experiencias emocionales, mientras les resulta difícil identificar y
comprender sus propias emociones.
La investigación fue una
colaboración entre académicos de City University London, la Newcastle University y Brigham Young
University, Utah. “Nuestro estudio es el
primero en mostrar que la alexitimia y la aceptación emocional podrían explicar
las altas tasas de ansiedad en el autismo” plantea Dr. Sebastian Gaigg, de
la City University London y uno de los coautores. “La ansiedad es una de las razones más comunes por las cuales las
personas con autismo buscan el apoyo de un profesional de la salud”.
Por tanto, este trabajo tiene
implicaciones importantes sobre cómo la ansiedad podría tratarse eficazmente en
las personas con esta condición.
En cuanto a cómo superar los
efectos de la ansiedad, Gaigg, aboga por la práctica controvertida: el “mindfulness”.
“Las terapias basadas en la atención
plena están diseñadas para fomentar la conciencia individual de las
experiencias momento a momento, incluidos los pensamientos y experiencias
actuales, como las emociones y las sensaciones. Por lo tanto, creemos que tales
técnicas serían efectivas para aliviar la ansiedad en el autismo al mejorar la
capacidad de las personas para identificar, comprender y aceptar sus
emociones". Para estos autores, las actividades como la atención plena
podrían ser particularmente efectivas e incluso revolucionar el tratamiento de
la ansiedad en el autismo, si bien esta práctica sigue siendo aún muy controvertida
y sin evidencia suficiente a día de hoy. "Creemos que las intervenciones basadas en la atención plena pueden
ser eficaces para aliviar la ansiedad en el autismo" defiende Gaigg.
Hasta aquí esta publicación que
intenta poner en el primer plano una de las demandas fundamentales de las
personas autistas: que la investigación se centre en la mejora de su calidad de
vida, y esta mejora sin duda pasa por solventar los problemas de ansiedad.
Si bien los datos de la misma
no son definitivos y como toda investigación inicial hay que tomarla con
cautela hasta que sea replicada, puede abrir un nuevo e importante campo de
estudio.
Bibliografía
Nicholson,
T., Williams, D. M., Grainger, C., Christensen,
J.F., Calvo-Merino, B. and Gaigg, S. B. (2018).
Interoceptive impairments do not lie at the heart of Autism or
Alexithymia. Journal
of Abnormal Psychology, 127(6), pp. 612-622. doi: 10.1037/abn0000370
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