Uno de los
objetivos de este blog es ir más allá de nuestras fronteras para conocer lo que
ocurre en otros países en lo relacionado con el autismo y lo que le rodea. En
este sentido, una cuestión que correlaciona directamente con las posibilidades
del éxito escolar y de la mejora de la calidad de vida del alumnado con autismo
es la formación del profesorado. Ahora bien ¿de todo el profesorado o solamente
de aquel profesorado especializado en atención a la diversidad?
La respuesta,
aunque parece obvia, no lo es tanto a tenor de lo que se observa en los centros
escolares, ya que en muchas ocasiones, el alumnado con diversidad
funcional en general y con autismo en particular parece una responsabilidad exclusiva
o, al menos mayoritaria, del profesorado
de Pedagogía Terapéutica, Audición y
Lenguaje, Orientación etc. Si bien este profesorado debe ser un agente activo
en la inclusión del alumnado mediante la puesta en marcha de una serie de
recomendaciones, estrategias, acciones etc. que partan de un profundo
conocimiento y desarrollo profesional, esta labor sería (y es) absolutamente
inviable sin la disposición de toda la comunidad educativa en la que se
encuentra el niño o la niña con diversidad funcional y más concretamente en
nuestro caso con autismo.
Ahora bien esta
situación ¿se repite en otros países? Vamos a conocer en mayor profundidad lo
que nos dicen los datos sobre Estados Unidos.
La Educación Especial como prioridad creciente en la formación docente
En un artículo muy
interesante que estuve leyendo este verano en la revista “Education Week” se
planteaba cómo se detecta en Norteamérica un creciente interés por parte del
profesorado en incrementar su conocimiento sobre la educación especial.
Este artículo, se
centra en la experiencia de Lisa Nelson, profesora de secundaria que nunca supo
demasiado sobre la dislexia hasta que su hija comenzó a encontrarse con
dificultades en la escuela. Esta profesora, que posteriormente se convirtió en
una investigadora en este campo, vivió, en primera persona, la frustración de
ver cómo compañeros y compañeras de profesión no identificaron los signos de la
dislexia tempranamente. Al echar su vista atrás, su mirada se dirige inequívocamente
a aquel alumnado de sus clases a finales de la década de los 90 y principio de
los 2000, y se pregunta cuántos se tuvieron que enfrentar a problemáticas de
aprendizaje porque ella no había recibido una formación adecuada en sus tiempos
de carrera y formación docente.
"La dislexia es la discapacidad de aprendizaje más común...
Si los docentes no reciben formación para la dificultad lectora más común,
entonces, ¿qué porcentaje formativo reciben en el resto de aspectos?" se pregunta Nelson en el artículo, quien desde entonces
cofundó en Massachusetts el grupo “Decoding Dyslexia”. Y yo añado y si eso
sucede con la dislexia ¿qué sucederá con el autismo? Veamos que nos dicen los
datos.
Algunos datos de interés sobre la discapacidad en EE.UU.
Si analizamos los
datos obtenidos del Education Week
Research Center analysis of IDEA and Digest of Education Statistics, 2018 obtenemos
números que invitan a la reflexión:
Gasto
*El gobierno
federal estadounidense trasladó a los estados 123.000 millones de dólares (unos
110.000 millones de euros) en el año fiscal 2018 para la educación de alumnado
con diversidad funcional entre los 3 y los 21 años.
*1742 dólares por
niño o niña entre los 3 y los 21 años era la contribución del gobierno federal,
equivalente a aproximadamente el 15% del promedio nacional gastado en un
estudiante cada año.
Desarrollo
de la discapacidad
*La categoría dentro de la discapacidad de un crecimiento más
rápido es el autismo que en la última década se incrementó en un 177% en los
niños y niñas de entre 3 a 21 años.
*La categoría que
se redujo con mayor rapidez ha sido la categoría de discapacidad ortopédica con
un descenso del 34% en los últimos 10 años.
Prevalencia de la
discapacidad
*39 de cada 100
estudiantes con diversidad funcional presentan un trastorno específico de
aprendizaje, que puede incluir la dislexia y la discalculia.
*2 de cada 10.000
estudiantes con discapacidad presentan sordoceguera, la categoría más pequeña
dentro del IDEA (La ley estadounidense para la educación del alumnado con
discapacidad).
Situación educativa
según discapacidad
*El 87% de los y
las estudiantes con dificultades logopédicas se encuentran el 80% o más de su
tiempo escolar en sus aulas de referencia.
*El 14% de los y
las estudiantes con pluridiscapacidad se encuentran el 80% o más de su tiempo escolar
en sus aulas de referencia, el porcentaje más bajo de inclusión en función de
la discapacidad.
Inclusión según
Estado
*El 84% del
alumnado de educación especial de Alabama se encuentran el 80% o más de su
tiempo escolar en sus aulas de referencia, el porcentaje más alto de inclusión.
*El 37% del
alumnado de educación especial de Hawaii se encuentran el 80% o más de su
tiempo escolar en sus aulas de referencia, el porcentaje más bajo de inclusión.
Los y las
estudiantes con diversidad funcional representan aproximadamente el 13 por
ciento de la población estudiantil de las escuelas públicas, según datos
federales del curso 2015-16. Gracias a los movimientos proinclusivos, el
63 por ciento de esos millones de estudiantes con diversidad funcional comparten
la mayor parte del día en las aulas de educación general con el resto de
alumnado.
Sin embargo,
históricamente, en EE.UU., muchas universidades de educación han ofrecido solo
uno o dos cursos o asignaturas de educación especial para sus candidatos a docentes
de educación general. Los movimientos inclusivos dicen que no es
suficiente para saber cómo enseñar a los y las estudiantes con dificultades de
aprendizaje como la dislexia u otras condiciones como el autismo o el trastorno
por déficit de atención con hiperactividad.
Michael Gottfried,
profesor asociado de la Gevirtz Graduate School of Education de la Universidad
de California, Santa Bárbara indica en el artículo referido que "Ésta es la primera vez en la historia
en que se enseña a tantos niños con discapacidades en las aulas de educación
general” y en su opinión, "Está
sucediendo sin demasiada preparación por parte del docente" afirmación
con la que estoy de acuerdo: no solamente tienen que “estar” sino que todo el
profesorado que interviene tiene que hacer partícipe al alumnado con diversidad
funcional y para ello, debe conocer cuáles son sus características, fortalezas
y debilidades. ¿Cuánto tiempo se le dedica, por ejemplo, en la carrera de
Magisterio o Pedagogía a la formación sobre la diversidad funcional? ¿El
suficiente?
Pero en los EE. UU.
hay signos esperanzadores de que la situación está cambiando: más
universidades y departamentos de educación estatales están comenzando a dar
prioridad a enseñar a sus docentes generalistas cómo trabajar con estudiantes
con discapacidades. Después de todo, el
éxito de esos estudiantes en las clases de referencia depende en gran medida de
sus maestros y maestras, dicen los expertos.
"Incluso si tienes un gran
docente de educación especial [en en centro], el profesorado de educación
general necesita ese conocimiento", dice Nelson.
Un paso más allá
Un informe del gobierno federal
estadounidense de 2009 encontró que la mayoría de los programas
tradicionales de formación del profesorado, y aproximadamente la mitad de los programas
alternativos, requerirían al menos de un curso académico dedicado a la
enseñanza de estudiantes con discapacidades para los futuros docentes
generalistas.
Aún así, aproximadamente la
mitad de esos programas formativos plantearon que necesitaban más información o
asistencia sobre cómo revisar su plan de estudios para preparar mejor a los y
las docentes.
En EE.UU. alrededor del 60 por
ciento de los programas formativos para el profesorado en Primaria presentan
experiencias de trabajo con estudiantes con discapacidades, al igual que el 28
por ciento de las rutas de formación alternativas. De hecho, el tipo de prácticas
que se solicita con mayor frecuencia es la observación a los maestros y
maestras que trabajan con estudiantes con discapacidades. Eso sí, menos de
un tercio de estos programas exigen que sus maestros en servicio trabajen con
estudiantes con discapacidades durante sus prácticas.
Esos números están
desactualizados pero los expertos no están seguros si han cambiado demasiado.
Sin embargo, a medida que el
alumnado con diversidad funcional que acude a las clases ordinarias sigue
creciendo los planes de formación se están dando cuenta de que "este
aspecto es importante, y las técnicas que les enseñaron al profesorado de
educación general pueden no ser tan efectivas como deberían ser para
estudiantes que realmente tienen dificultades de aprendizaje", plantea
Mary Brownell, directora del Collaboration
for Effective Educator Development, Accountability, and Reform (Centro
CEDDAR ). O dicho de otra manera: se dieron cuenta que la formación del
profesorado no era la adecuada para dar respuesta al alumnado con diversidad
funcional.
El Centro CEEDAR, con sede en
Florida, ha trabajado con más de 20 estados para colaborar a mejorar sus
programas de formación docente, entre otras reformas. Una parte importante
de ese trabajo se enfoca en asegurar que los programas de preparación de profesorado
de educación general estén capacitando a maestros y maestras para dar respuesta a todos los y las
estudiantes, especialmente a aquellos con discapacidades.
"Lo
ideal sería que gran parte de esta información esté bien integrada en tu curso
universitario y que tengas múltiples oportunidades para practicar lo que estás
aprendiendo", según
Brownell, quien también es profesora de educación especial en la Universidad de
Florida en Gainesville "Pero
más que eso, para mí, lo ideal es que luego dejes tu programa de preparación docente
y entres en un sistema escolar basado en [estos principios]... Estas son
habilidades muy sofisticadas que les pedimos a los maestros que tengan, y no
pueden aprenderlas fácilmente en dos años".
Recientemente, el estado de California
dio un paso en esa dirección al modernizar sus estándares de
capacitación de profesorado para preparar mejor a los
docentes generalistas para que trabajen de manera efectiva con los estudiantes
con discapacidades. Todos los futuros maestros y maestras deben aprender
técnicas educativas para trabajar con alumnos diversos. Otros estados de los
EE.UU., como Connecticut, Ohio y Tennessee, están avanzando hacia una mejor
preparación de su profesorado, explica Brownell.
Formación
inclusiva para el profesorado
Un ejemplo de hacia dónde debe
caminar la formación del profesorado lo observamos en la Universidad de
Syracuse. En ella cualquier estudiante universitario que desee obtener un título
en educación primaria debe inscribirse en un programa dual de "educación
inclusiva, primaria y especial". A lo largo del curso universitario la
formación sobre la enseñanza a estudiantes con discapacidades y las
experiencias clínicas relacionadas se entrelazan a lo largo del programa, y
cuando los estudiantes se gradúan, son recomendados para su certificación
tanto en educación especial primaria como en educación primaria general.
"Todos los estudiantes se
irán de aquí con estrategias y herramientas para enseñar a todos [los
alumnos]", explica Christine Ashby, profesora asociada en el departamento
de enseñanza y liderazgo de la University's School of Education.
La co-enseñanza también se
modela a lo largo del programa: para preparar a los candidatos a docentes para
trabajar junto con un maestro o maestra de educación especial, algunas clases
son impartidas conjuntamente por miembros de la facultad de diferentes ámbitos,
o incluso un profesor y una persona con
discapacidad.
"Queríamos
que la facultad fuera vista como realmente colaborativa. No tenemos un programa
de educación especial por separado", dijo Ashby, señalando que
incluso las oficinas de la facultad están mezcladas. "Estamos constantemente dando ejemplo de que
esto sea nuestra esencia, además de ser algo que esperamos que hagan los
estudiantes".
Los programas de la universidad
para futuros profesorado de secundaria también incorporan cursos sobre
estudiantes con discapacidades, pero no en la misma medida, y Ashby plantea que
podrían llevarse a cabo más acciones para preparar a este profesorado para
aulas inclusivas.
"Si
comenzáramos asumiendo que nuestras aulas son diversas,... no tendríamos tanto
trabajo que hacer más tarde para ayudar al profesorado a adaptarse a esa
diversidad en el aula", explica Asbhy.
Después
de todo, servir a estudiantes diversos es un componente clave de la educación
equitativa, según Brownell. "Con demasiada frecuencia en las universidades de educación, la
equidad ha girado sobre la raza, idioma, cultura y pobreza, pero lo que queda
fuera de esa conversación es la discapacidad". "Sabremos que
hemos llegado a destino cuando nuestras conversaciones sobre equidad...
[incluyan] discapacidad".
En mi opinión esa “llegada a
destino”, por desgracia, aún está lejana, pero si seguimos caminando, siempre
estará un poquito más cerca.
Bibliografía
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