En la publicación de hoy vamos a analizar un concepto como el de la prosopagnosia, una realidad muy vinculada al autismo. Vamos realizar un pequeño análisis sobre ello.
¿Qué es la prosopagnosia?
¿Qué es la prosopagnosia?
Existe
constancia de que algunas personas con autismo presentan prosopagnosia o
“ceguera facial” es decir, la dificultad o incapacidad para reconocer las caras
de la gente. Esta condición hace que no reconozcan ninguna cara salvo las que
les resultan más familiares aunque muchas personas con prosopagnosia no pueden
reconocer incluso a familiares, compañeros o amigos.
La
ceguera facial a menudo afecta a las personas desde el nacimiento (se especula
que su origen sea genético y de transmisión familiar aunque también podría ser
provocada por un golpe, una herida en la cabeza o una enfermedad grave) y
generalmente es una realidad que la persona vive durante la mayor parte o la
totalidad de su vida, pudiendo tener un impacto severo en su día a día.
¿Qué
causa la prosopagnosia?
Hay
dos tipos de prosopagnosia conocidos como:
*Prosopagnosia
del desarrollo: donde una persona presenta prosopagnosia sin tener daño cerebral.
*Prosopagnosia
adquirida: en la que una persona desarrolla prosopagnosia después de sufrir un
daño cerebral, a menudo después de un derrame cerebral o
una lesión en la cabeza.
En el
pasado, se pensaba que la mayoría de los casos de prosopagnosia ocurrían
después de una lesión cerebral (prosopagnosia adquirida). Pero la
investigación ha encontrado que muchas más personas tienen prosopagnosia sin
tener daño cerebral (prosopagnosia del desarrollo) de lo que se pensaba al
principio.
Prosopagnosia
del desarrollo
Varios
estudios han indicado que hasta una de cada 50 personas puede tener prosopagnosia
del desarrollo, lo que equivale a aproximadamente 1,5 millones de personas en
el Reino Unido.
La
mayoría de las personas con prosopagnosia del desarrollo simplemente no
desarrollan la capacidad de reconocer caras. Es posible que alguien que
nazca con la enfermedad no se dé cuenta de que tiene un problema.
La
prosopagnosia del desarrollo puede tener un componente genético y ser
hereditario. Muchas personas con la afección han informado de al menos un
pariente de primer grado, como un padre o hermano (hermano o hermana) que
también tiene problemas para reconocer las caras.
Prosopagnosia
adquirida
La
prosopagnosia adquirida es infrecuente. Cuando alguien adquiere prosopagnosia
después de una lesión cerebral, rápidamente notará que ha perdido la
capacidad de reconocer a las personas que conocen.
Pero
si la prosopagnosia ocurre después de un daño cerebral en la primera infancia,
antes de que el niño o niña haya desarrollado completamente la capacidad de reconocer
caras, pueden crecer sin darse cuenta de que son incapaces de reconocer las
caras tan bien como otras personas.
La
prosopagnosia no está relacionada con problemas de memoria, pérdida de visión o dificultades de aprendizaje,
pero a veces se asocia con otros trastornos del desarrollo, como el autismo, el síndrome
de Turner y el síndrome de Williams.
El impacto de la prosopagnosia.
Una
persona con prosopagnosia puede evitar la interacción social y
desarrollar un trastorno de ansiedad social (un
miedo abrumador a las situaciones sociales).
También
pueden tener dificultades para formar relaciones o experimentar problemas con
su carrera estudiantil o profesional. Los episodios de depresión no son
infrecuentes.
Algunas
personas con prosopagnosia no pueden reconocer ciertas expresiones faciales,
juzgar la edad o el género o seguir la mirada de una persona. Otros pueden
incluso no reconocer su propia cara en el espejo o en las fotos.
La
prosopagnosia puede afectar la capacidad de una persona para reconocer objetos,
como lugares o automóviles. Muchas personas también tienen dificultades
para orientarse. Esto puede implicar una incapacidad para procesar ángulos
o distancias, o problemas para recordar lugares y puntos de referencia.
Seguir
la trama de películas o programas de televisión puede ser casi imposible para
alguien con prosopagnosia porque los personajes no son reconocibles.
Alguien
con prosopagnosia puede preocuparse de parecer grosero o desinteresado cuando
no reconocen a una persona.
Tratamiento de la prosopagnosia.
No
hay un tratamiento específico para la prosopagnosia, pero los investigadores
continúan investigando las causas de esta afección y se están desarrollando
programas de capacitación para ayudar a mejorar el reconocimiento facial.
En la
actualidad se apuesta por las estrategias compensatorias que ayudan con el
reconocimiento de personas o las técnicas que intentan restaurar los mecanismos
normales de procesamiento facial pueden funcionar en algunas personas con
prosopagnosia adquirida o en desarrollo.
La
edad de la persona cuando se produjo el daño cerebral (en el caso de la
prosopagnosia adquirida), el tipo y la gravedad de la lesión cerebral y el
momento del tratamiento, son factores importantes en relación con la eficacia
de un programa de rehabilitación.
Muchas
personas con prosopagnosia desarrollan estrategias compensatorias para
ayudarlas a reconocer a las personas, como reconocer la voz, la ropa o el modo
de andar de una persona (la forma en que caminan).
Sin
embargo, las estrategias compensatorias basadas en señales contextuales no
siempre funcionan, y pueden fallar cuando una persona con prosopagnosia se
encuentra con alguien que conoce en un lugar inesperado o que ha cambiado su apariencia.
¿Cómo saber si un niño o niña tiene prosopagnosia?
Puede
ser difícil reconocer la prosopagnosia en los niños y niñas, pero los
siguientes son signos potenciales:
*Con
frecuencia no reconoce a personas conocidas cuando las encuentra inesperadamente.
*Son
particularmente dependientes de la persona adulta en lugares públicos.
*Esperan
para saludar por ejemplo cuando
se les va a recoger al colegio o se acercan a extraños pensando que es alguien
conocido.
*Se
retiran de situaciones sociales en la escuela y tienen dificultades para hacer amigos (esto puede contrastar con
un comportamiento más seguro en casa, cuando el reconocimiento no es un
problema).
*Les
resulta difícil seguir partes de películas o programas de televisión.
La prosopagnosia en el autismo
Este
tipo de agnosia puede producirse en todo el espectro del autismo. Hans Asperger
informó de un astrónomo con el síndrome que lleva su nombre que no podía
reconocer a sus amigos y familiares. Algunos investigadores (Kracke, 1994)
incluso apunta que la prosopagnosia puede ser un síntoma esencial en el
espectro del autismo, conformando posiblemente un subgrupo dentro del síndrome
de Asperger.
La
medida exacta de su efecto y gravedad puede variar de un caso a otro. Por
ejemplo Temple Grandin, a menudo se veía en situaciones embarazosas porque no
recordaba las caras, a no ser que las hubiera visto muchas veces o que tuviesen
un rasgo facial muy distintivo, como una gran barba, unas gafas gruesas o un
peinado curioso.
Se
han llevado a cabo algunos estudios experimentales para indagar sobre la
capacidad que tienen las personas con autismo para procesar las caras. Estos
estudios apuntan a que emplean estrategias de procesamiento anómalas y
experimentan menos dificultades cuando se les enseña esas mismas caras boca
abajo. Sin embargo, se necesita más investigación al respecto para averiguar si
esta cuestión se aplica a su percepción de todo el entorno.
Las
personas que presentan prosopagnosia y no tienen autismo afirman que esta incapacidad para reconocer
los rostros les conduce a una tendencia al aislamiento general respecto a las
otras personas, ya que el no poder reconocer a los otros interfiere en el
establecimiento y mantenimiento de las relaciones (Bill, 1997). Así que, en su
lugar, establecer su propio sistema de reconocimiento. Las características más
comunes que parecen funcionar mejor para facilitar el reconocimiento a estas
personas son, por ejemplo, el llevar el ropa informal, el pelo largo, el vello
facial y el movimiento. Bill describe que su método consiste en reconocer a las
personas por sus vaqueros, su forma de andar. Esto sucede porque la incapacidad
para reconocer caras no se extiende al pelo, sobre todo cuando es lo
suficientemente largo como para no estar enmarcado en la zona de la cara. Resulta
curioso que muchas personas con autismo hayan afirmado sentir fascinación por
el cabello de la gente (en mi experiencia personal, en diferentes cursos escolares
varios de mis chicos o chicas les gustaba olerme el pelo) y muchas no son
capaces de reconocer a sus familiares si llevan ropas que no conocen. Un niño
con autismo y prosopagnosia, a pesar de saber los nombres de sus compañeros de
clase, a menudo se dirigirá a ellos como “un niño” o “una niña”. Resulta
curioso que si una de las niñas se corta el pelo muy corto, entonces
probablemente sea para él un niño.
Un
problema asociado que experimentan las personas con prosopagnosia reside en la
dificultad para comprender y expresar emociones, pero no por una cuestión
relacionada con la expresión oral sino con el reconocimiento de expresiones y
gestos faciales y el tono de la voz. Para aquellas personas que no pueden
“leer” las caras debido a la agnosia facial, o no pueden “escuchar” las
emociones en la voz debido a un trastorno del procesamiento auditivo central es
extremadamente difícil entender las emociones de los demás y expresar las suyas
propias, siempre que se empleen canales diferentes a las palabras. Bill (1997)
lo denomina “ceguera emocional”. Como el mismo presentaba prosopagnosia, le
llamaba la atención la similitud que comparten en cuanto a expresiones emocionales
con las personas con ceguera. Parte de la base de que, como no se ven las
emociones que se supone que tienen que verse mientras se producen, las personas
que tienen ceguera y las que tienen prosopagnosia nunca llegan a adquirir un
gran repertorio de emociones que comunicar al exterior. Por tanto resulta
lógica que las personas autistas/con autismo que experimentan todo tipo de
problemas de procesamiento sensorial, encuentran muchas dificultades para
entender los estados emocionales de los demás y los suyos propios.
Además
de todas estas dificultades a la hora de “leer” las expresiones faciales,
algunas personas con prosopagnosia también tienen problemas para entender
gestos o el lenguaje de signos, ya que incluyen una gran cantidad de
expresiones faciales.
Hasta
aquí la publicación de hoy. Espero que
os haya sido interesante
Bibliografía
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