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Ahora te toca a ti: algunas sugerencias para trabajar la toma de turnos con alumnado con autismo


Como logopeda de formación y maestro de Audición y Lenguaje de profesión, un aspecto al que le presto mucha atención y que siempre trabajo con mis niños y niñas con autismo son los turnos, un aprendizaje clave para mi alumnado, sobre todo por su relación con la reciprocidad social y con la evolución comunicativo-lingüística, aspectos de suma importancia para esu desarrollo. Entre las múltiples lecturas sobre este tema que podríamos emplear, me ha parecido muy interesante por lo sencilo de su propuesta la de Janine Stichter, profesora de educación especial y analista de conducta aplicada en el Centro Thompson de Autismo y Trastornos del Neurodesarrollo de la Universidad de Misuri, en Columbia (Estados Unidos). Dicha universidad y su centro de autismo se encuentran entre los 13 centros que conforman la  Red de Tratamiento del Autismo (ATN) de Autism Speaks, la asociación norteamericana de familias y recaudación de fondos para la investigación más importante de dicho país. Paso a continuación a realizar un repaso de su planteamiento.

La importancia de la toma de turnos

La autora explica como el aprendizaje de los turnos es crucial para él éxito en las situaciones sociales. De lo que frecuentemente no se es consciente es de cómo tomar turnos implica el dominio de varias habilidades que son de suma importancia a largo de la vida. Si reflexionamos, la capacidad y voluntad para tomar turnos implica por ejemplo:

*La habilidad de esperar (control de impulsos).

*La capacidad de leer expresiones faciales y lenguaje corporal (percepción social).

*Las habilidades de compartir y la reciprocidad conversacional (la “danza de las interacciones”).

Cómo debemos enseñar la toma de turnos depende del momento y nivel de desarrollo de una persona. Por ejemplo, los niños y niñas pequeños, con discapacidades intelectuales o habilidades lingüísticas limitadas pueden no ser capaces de procesar muchas instrucciones verbales. En estas situaciones es importante crear un entorno que aliente y apoye la toma de turnos.

Para Stichter, explicar cómo y por qué turnarse puede funcionar bien con muchos niños y niñas mayores y con aquellos dentro del espectro del autismo con menores necesidades de apoyo (en mi opinión, ese aprendizaje es esencial para todo el alumnado con autismo, más allá de la necesidad de apoyo que presente). Como veremos más adelante, con estos grupos también podemos enseñar habilidades de toma de turnos de nivel superior.

En otras palabras, aprender a turnarse junto con sus habilidades relacionadas es muy parecido a aprender a leer. A medida que el niño o niña domina cada nivel, debemos desarrollar la habilidad mientras la practicamos en diferentes situaciones.

Aquí hay algunas estrategias que la autora propone por haberlas encontrado útiles para trabajar con niños y niñas de diferentes edades y niveles de desarrollo.  

Repetando el  turno en los juegos

Muchos juegos y otras actividades divertidas se prestan para aprender a turnarse. La autora recomienda juegos que tengan una estructura clara para tomar turnos combinada con un elemento visual fuerte. Los buenos ejemplos incluyen juegos con turnos que involucran tirar dados, girar una rueda, escoger una carta etc.

En muchas ocasiones resulta muy útil utilizar apoyos visuales como recordatorio o señal de cuándo es el turno de alguien. Por ejemplo, se le da a cada jugador una carta que sea roja en un lado y verde en el otro. Podemos explicar que los jugadores que mantienen sus cartas con el lado rojo hacia arriba, esperan y luego, cuando cambian a verde es cuando le toca su turno.

Al principio, la persona que está aprendiendo a turnarse es frecuente que necesite ayuda. Por ejemplo, si una niña alcanza la ruleta fuera de turno, se puede señalar la tarjeta roja y decir "Esperar" o preguntar "¿De quién es el turno?".

Recuerda alabar al niño o niña por esperar su turno. Dependiendo de la situación, también puede dar una pegatina u otra pequeña recompensa.

Un proyecto para trabajar los turnos.

En el centro en el que trabaja la autora utilizan para trabajar los turnos juegos de construcción con Lego que involucra a dos compañeros. Para ello ofrecen una imagen con una estructura completa construida en bloques de dos colores diferentes. Esa estructura puede ser tan simple o compleja como se juzgue apropiada. A un participante se le da todos los bloques de color rojo y a otro todos los bloques de color azul y posteriormente se les invita a construir la misma estructura por turnos, utilizando apoyo visual.

Intercambio estructurado (en la escuela)

El profesorado puede ser un  poderoso aliado para ayudar a los niños y niñas a aprender cómo turnarse. En Educación Infantil y en los primeros años de la Educación Primaria, por ejemplo, es común tener un tiempo diario para compartir información o "asamblea". A menudo, el alumnado se sienta en un círculo, cada uno con algo de lo que hablar o mostrar al grupo. Esta es una oportunidad maravillosa para aprender la rutina de tomar turnos, ya que cada niño o niña aprende no solo a esperar sino también a concentrarse en los demás. La clave del éxito es la repetición como parte del horario diario del niño o niña.

Al igual que en el juego, recuerda la autora, el profesorado puede usar tarjetas de referencia de color rojo y verde como ayudas visuales para ayudar a los estudiantes a recordar que deben esperar sus turnos. Para indicar cuándo finaliza el turno de un estudiante, el profesorado puede usar un temporizador o dar una señal verbal o visual. Por ejemplo, levantar una tarjeta amarilla, seguida de una tarjeta roja.

Toma de turno conversacional (en el hogar)

Las familias pueden utilizar estrategias similares en su entorno, por ejemplo,  practicar el turnarse para compartir como ha ido el día de cada persona en la mesa. Para ello se puede utilizar una secuencia de tarjetas con temas (con imágenes y/o palabras) en el centro de la mesa, junto con una tarjeta roja/verde para cada persona. Para empezar, todas las cartas deben estar en posición de rojo.

Una persona comienza eligiendo un tema y un compañero de conversación. Por ejemplo, un niño puede optar por hablar con su papá sobre el tema "escuela". El niño y su papá cambian sus tarjetas a verde. Mientras tanto, mamá y otro el otro hermano están escuchando con sus tarjetas que muestran el color rojo. Una vez que termina la conversación sobre la escuela, el segundo hijo puede elegir un tema y un compañero de conversación, y así sucesivamente.

Si un niño o niña no está listo para este tipo de conversación planificada, se pueden usar las tarjetas de manera diferente. Elija una tarjeta de tema y entréguela al primer orador. La persona puede decir lo que quiera sobre el tema, mientras todos los demás escuchan. El orador luego pasa la tarjeta a la siguiente persona, quien luego toma un turno para compartir.

Se pueden adaptar todas estas estrategias para apoyar al niño o niña con autismo a medida que mejoren sus habilidades.

Fortalecimiento de otras habilidades sociales.

A medida que el niño o niña con autismo domina los turnos conversacionales simples, se deben propiciar oportunidades para fortalecer las habilidades sociales asociadas. Por ejemplo, digamos que una persona en la mesa comparte que tuvo un mal día. En lugar de pasar inmediatamente a la siguiente persona, se ejemplifica la empatía y la reciprocidad, expresando su pesar por el mal día que tuvo y/o formulando una pregunta de seguimiento. Por reciprocidad, la autora se refiere a un intercambio que refleja las perspectivas tanto del hablante como del oyente.

Por supuesto, saber respetar los turnos también es importante cuando se trata de servir comida. Aquí otra vez, puedes usar las tarjetas de los lados rojo y verde. Todos comienzan con el lado rojo hacia arriba. Posteriormente, cada persona cambia la tarjeta a verde cuando quien haya cocinado señala que es su turno de servirse.

En ese momento, la autora recomienda estar  preparado para recordarle al niño o niña si comienza a salirse de su turno, señalando la tarjeta roja y preguntando con calma: “¿De quién es el turno?” O diciendo: “Espera, por favor”. Del mismo modo, es importante utilizar mucho el refuerzo positivo, como  el elogio inmediato por la espera y/o tal vez una etiqueta o un pequeño premio.

Como lo ilustran estos ejemplos, es útil emplear las mismas señales o similares en diferentes actividades y configuraciones. La consistencia puede acelerar el aprendizaje y ayudar a un niño o niña a aplicar la habilidad en situaciones nuevas y no anticipadas.

Incluso puede guardar un par de esas tarjetas verdes y rojas en un bolsillo o bolso para situaciones como esperar en una fila en una tienda o un servidor para llevar su pedido a un restaurante. Ciertamente, pueden ser útiles durante una situación de juego que implica turnarse con un juguete.

Adolescentes y turnos

A medida que un niño o niña avanza en su desarrollo, la autora recomienda actividades que introducen habilidades más avanzadas para tomar turnos.

Tomemos, por ejemplo, a un estudiante de secundaria que se impacienta mientras espera su turno en juegos de construcción para adolescentes como Jenga o La Torre (si quieres conocer este juego pincha AQUÍ). Esa, para la autora, es una buena oportunidad para algunos entrenamientos previos al juego.

Lo primero que se debe hacer es promover que el chico o chica con autismo mire a la persona que le toque el turno y observe qué signos lo indican, por ejemplo signos de concentración que indiquen la forma fruncida del ceño o de las cejas y de una boca ligeramente cerrada. Claramente, la lectura de las expresiones faciales y el lenguaje corporal son aspectos sociales importantes, así como las habilidades para tomar turnos.

Además, la autora busca que los jóvenes con autismo aprendan cómo expresar un mensaje cortés como “Lo siento, estoy impaciente; ¿Crees que tardarás mucho más tiempo en poner la pieza? ".

Hasta aquí las recomendaciones de Janine Stichter respecto  a la manera de cómo enseñar los turnos. Espero que os sea de utilidad.



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