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Cómo una persona con autismo debe afrontar la incorporación a la vida laboral: los consejos de Temple Grandin


En su libro “El cerebro autista. El poder de una mente distinta” (si quieres saber más pincha AQUÍ) la doctora Temple Grandin plantea una serie de consejos para preparar a las personas que estén dentro del espectro del autismo para una etapa tan importante como es el paso a la vida laboral. Sus recomendaciones a las personas con autismo que buscan trabajo son las siguientes:

*No busques excusas

Cuenta Grandin que un alumno de un instituto se le quejaba de que en Lengua era un desastre por culpa de una discapacidad de aprendizaje pero que le iba muy bien en Filosofía, a lo que le contestó que para ambas tenía las mismas destrezas. No era posible que tuviera una discapacidad de aprendizaje para la Lengua. El chico insistió y ella siguió debatiendo hasta que éste reconoció que la Lengua no le interesaba, que lo que le interesaba era la Filosofía.

Lo que nos dice Temple es que “no me interesa” no debe ser una excusa válida para no hacer una tarea necesaria lo mejor que se pueda, ya que lo único que sucede es que implicará más esfuerzo aparejado que si nos gustara. Según ella “tengo una discapacidad para el aprendizaje” es una excusa aún peor si no es la verdadera razón.

*Compórtate con las personas

Otra de las anécdotas que cuenta Grandin es la de una mujer que día tras día se estaba peleando con la gente, bien fuera el conductor del autobús o la cartera, sin considerar que tuviera ninguna culpa. Temple pensaba “¿Cómo te puedes pelear todos los días con un conductor de autobús distinto? La autora nos dice que oye a muchas personas con síndrome de Asperger relatan problemas de autoridad con sus jefes y que ella siempre les contesta que se llaman así por una razón: porque son el jefe.

Cuenta Grandin que hizo unas prácticas en un hospital que tenía un programa para chicos con autismo cuando estaba en la universidad y que su jefe hizo algo con un niño que a ella no le gustó. En ese momento presentó una queja en otro departamento y su jefe no le despidió pero le mostró su enfado: le habló de la jerarquía del hospital y de que si tenía alguna queja debería habérsela trasladado a él primero. Temple dice que nunca más lo volvió a hacer porque su jefe tenía razón. Eso sí, lo que nos plantea Temple es que llevarse bien con los demás no significa evitar las confrontaciones y a su vez, también se trata de aprender a ser amable. En relación con lo anterior narra varias experiencias personales (haciendo carteles, cantando en un coro etc.) que posteriormente le sirvieron en sus trabajos de diseño para hacer obras que a la gente le gustaran de verdad.

*Gestiona tus emociones

Temple plantea que para hacerlo la persona con autismo debe aprender a llorar y para ello debe cada persona darse el permiso a sí misma para hacerlo (y si se está en condiciones para dárselo a otra persona es conveniente que también lo haga). No es necesario hacerlo en público o delante de los compañeros pero es la mejor alternativa frente a tener que romperlo todo y le pone un ejemplo a las familias: cuando un joven con autismo llora puede llegar a trabajar en Google, si rompe el ordenador, no.

Dice Grandin que desde un punto de vista neurocientífico, la gestión de las emociones depende del control jerárquico a partir de la corteza frontal por tanto, si no se sabe controlar un sentimiento, hay que cambiarlo. Si se quiere conservar un empleo hay que cambiar la ira por frustración y la autora pone el ejemplo de Steve Jobs, del que había leído que lloraba de frustración y por eso seguía teniendo trabajo. Es posible que maltratara verbalmente a sus empleados, pero a Temple no le consta que les tirara los trastos a la cabeza ni que les pegara.

Este aprendizaje lo experimentó en sus propias carnes la propia autora cuando en el instituto se peleó con alguien que se burlaba de ella la castigaron sin montar a caballo durante dos semanas. Fue la última pelea que tuvo.

Al introducirse posteriormente en el negocio del ganado, se enfadaba muy a menudo, pero sabía que no se le debía notar. Para ello se escondía en la pasarela de carga de los animales, donde estaba a la vista de todo el mundo pero tan encima del suelo que nadie podía ver que lloraba o en su lugar se iba al aparcamiento y se sentaba en el coche, se ocultaba debajo de las escaleras o en la sala de cuadros eléctricos donde un cartel advertía a todo el mundo que no podía entrar.

*Cuida tus modales

La autora comparte con nosotros que descubrió a los ocho años que llamar al alguien “gordinflón” no estaba bien. Grandin narra que conoce a muchas personas con autismo de alto funcionamiento o con Síndrome de Asperger a quienes han despedido del trabajo por hacer comentarios inadecuados sobre el aspecto de los compañeros de trabajo y los clientes.

Para Temple nunca es tarde para aprender a relacionarse con los demás y a distinguir lo que es de mala educación: conoció a una persona con autismo cuyo terapeuta le aconsejó que para aprender a socializar, saludara siempre que la ocasión se prestara. Grandin le explicó que ese consejo no era lo suficientemente concreto. Su propuesta fue que dividiera la lista de la compra, de modo que tuviera que ir diariamente al supermercado, aunque solamente fuera por una lata de sopa y después, al llegar  a la caja, mantuviera una pequeña conversación con quien la atendiera.

*Vende tu trabajo, no a ti mismo

Uno de los consejos fundamentales que plantea la autora es que si la persona con autismo puede, evite las entrevistas personales al uso, ya que los departamentos de selección de personal suele estar compuesta por gente que valora especialmente el congeniar y el trabajar en equipo por lo que es posible que piensen que una persona con autismo no sea la adecuada para un trabajo. Probablemente, según Grandin, solamente vean la torpeza social pero no los valores ocultos que tiene esa persona.

Ella aboga por ponerse en contacto con el jefe del departamento en el que se quiere trabajar y se le envíe una muestra del trabajo que se ha realizado hasta el momento porque a ella le había funcionado en diversas ocasiones. Esta estrategia en la actualidad se ve facilitada por las nuevas tecnologías (uso del correo electrónico, el teléfono móvil).

*Sírvete de mentores

Temple cuenta su propia experiencia, cuando en el instituto era una alumna desmotivada que apenas estudiaba ya que no veía sentido al estudio. Todo cambio cuando su profesor, el señor Carlock le puso como meta que llegara a ser científica. Grandin cuenta que después de hablar con muchas personas con Síndrome de Asperger (diagnosticado o no puntualiza) siempre dicen que les ha ido bien en la vida porque han tenido unos padres o un profesor que les enseñó.

Hasta aquí la publicación de hoy. Ojalá que cada vez más personas jóvenes y adultas con autismo encuentren trabajo en nuestra sociedad siguiendo el ejemplo de Temple Grandin.


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