El autismo como trastorno de la función ejecutiva
James Russell
Editorial: Editorial Médica Panamericana
Año: 2000
Año: 2000
Aunque en la actualidad parece haberse reavivado el foco de interés educativo hacia el estudio de las funciones ejecutivas (un ejemplo lo encontramos aquí), se trata de un constructo cognitivo apuntado por Luria (1966) que lo definía como "la habilidad para mantener un conjunto apropiado de estrategias de solución de problemas para alcanzar una meta futura" y que lleva siendo investigado en lo relacionado con el espectro del autismo desde hace varias décadas, partiendo de los trabajos de Antonio Damasio (autor de libros imprescindibles como "El error de Descartes" o "El cerebro hizo al hombre") y su equipo. En concreto, el déficit de las personas con autismo en el desarrollo de estas funciones, que incluyen la planificación, control de impulsos, la inhibición de respuestas inadecuadas, la búsqueda organizada y la flexibilidad del pensamiento y la acción.
Uno de las compilaciones más destacadas de investigación en esta línea es la coordinada por James Russel, profesor emérito de desarrollo cognitivo de la Universidad de Cambridge y que se plasmó en este libro, en el que se pretende defender desde diferentes ópticas la idea de que el autismo, o al menos sus rasgos más importantes, se pueden entender como el resultado de una disfunción ejecutiva profunda, contrastándola con otra de las teorías más famosas dentro del ámbito de la investigación en la CEA que es la ausencia o alteración del módulo de la "Teoría de la Mente". En él colaboran investigadores e investigadoras de gran prestigio en el campo del espectro del autismo como Sally J. Rogers (coautora del ESDM o "Modelo Denver"), Bruce Pennington o Sally Ozonoff.
El propósito fundamental del libro, de carga eminentemente teórica, es explicar por qué en el autismo se dan al mismo tiempo déficits en el control de la acción y el pensamiento (déficits ejecutivos) y problemas para comprender los conceptos mentales (déficits en la "teoría de la mente") y la transmisión de que los primeros son, de alguna manera, primarios frente a los segundos.
El libro se divide en diferentes capítulos que abordan cuestiones como las dimensiones neurobiológica y neuropsicológica del autismo, la explicación de la conducta repetitiva, el juego de ficción, la validez de la propia hipótesis de la disfunción ejecutiva o el carácter"primario" de los trastornos ejecutivos como origen de una inadecuada "teoría de la mente".
En mi opinión, es muy importante que los y las profesionales que educamos a personas con autismo tengamos un marco teórico muy amplio, a través del cual, podamos entender cuáles son las explicaciones a determinadas manifestaciones que observamos diariamente de nuestro alumnado para así darles la mejor respuesta. Saber por qué hacemos lo que hacemos. Como decía Riviére en el boletín cero de AETAPI (1986) "es muy frecuente en Psicología, concretamente, y en Pedagogía, que la vocación práctica se acompañe, no ya de una falta de vocación teórica, sino en algunos casos de verdaderos sarpullidos ante la palabra investigación o la palabra teoría; y eso es un error gravísimo". Recuerdo cómo cuando leí este libro, iba encajando mis experiencias dentro del campo del autismo con las investigaciones que en el texto se recogen (por ejemplo cuando leía como en una investigación el alumnado con autismo realiza tareas de imitación motora peor que el grupo control, sobre todo en la imitación de los movimientos corporales -tocarse la nariz, etc.- frente a la imitación de acciones con objetos -apilar cubos etc.- a la vez, lo confirmaba mentalmente con mis alumnos y alumnas). También me sirvió para comprender lo que era una tarea Stroop, una prueba go/no-go o las pruebas de la torre de Hanoi y la torre de Londres.
En resumen, un libro de enorme densidad (en el mejor sentido de la palabra) e interés para profundizar en el conocimiento de la función ejecutiva y de las diferencias que en ella presentan las personas con autismo.
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