Aquí
tenéis la continuación de la tercera publicación sobre alimentación del blog (si quieres leer la primera pincha AQUÍ y la
segunda AQUÍ y la primera parte de la tercera AQUÍ) por parte de Ana Iglesias García-Conde (Jefa
de Estudios del Centro Público de Educación Especial de Latores, en Oviedo, y
con enorme experiencia en la educación de personas con autismo). Una trilogía de
imprescindible lectura y reflexión para cualquiera que conviva con un niño o
niña pequeña con autismo. Desde el blog, te doy nuevamente las gracias, Ana.
Colaborando:
Alimentación 3ª parte (II)
(Ana Iglesias García Conde)
Pasemos
a hablar de aquellos niños y niñas cuyas dificultades de alimentación están más
relacionadas con su estilo cognitivo,
con la rigidez de su pensamiento, nuestros niños y niñas tendrán
manifestaciones conductuales relacionadas con la comida cuya base está en la
cognición y no en la fisiología; el objetivo en estos casos será por tanto
desligar las posibles y constantes variaciones
(de alimentos, condiciones físicas, condiciones personales…) de las respuestas
desadaptativas. Lo que puede estar ocurriendo es que se han producido
asociaciones positivas con determinados formatos o rutinas alimentarias y el
niño se ve obligado a proteger dicha rutina, cualquier modificación sería un
riesgo que supone la posibilidad de sufrir una consecuencia negativa. Esta
protección se inicia y se mantiene por diversas razones como pueden ser:
-
Dificultades iniciales a nivel sensorial
-
Dificultades para comprender el ambiente
- Extensión
de comportamientos ritualistas utilizados en el desenvolvimiento general del
niño.
Es en
estos casos, tras la realización siempre
de un registro detallado puede ser aconsejable la ruptura de la rutinas
anteriores e iniciar el programa con condiciones muy diferentes a las que el
niño ha ritualizado.
También
será una herramienta muy potente la utilización de apoyos visuales que permitan
al niño flexibilizar su conducta en función de la información que estos apoyos
le van ofreciendo a la par que le permiten anticipar qué y cómo va a suceder.
Debemos
de contar con reforzadores positivos para asegurar la motivación del niño que
aparecerán en los apoyos que diseñemos y cuya relación se presente de la forma
más clara posible. El refuerzo se lo daremos al niño de forma contingente y
contigua a la conducta que buscamos y evitaremos siempre engaños tipo “una
cucharada más y te doy X”. Iniciaremos el programa otorgando los refuerzos de
forma continua (respuesta/refuerzo) para poco a poco ir haciéndolo de manera
más intermitente pero siempre clara y evidente a través del apoyo visual que
utilicemos.
En
otras ocasiones las dificultades de alimentación debidas o no a cualquiera de
las causas anteriores generan respuestas desadaptativas que se mantienen porque
al niño o niña le resultan útiles en otras esferas diferentes a la comida.
Tendremos entonces, que diseñar un programa con un doble objetivo: la extinción
de las conductas problemáticas mediante la inatención a la par que la
consolidación de la conducta adaptativa mediante la aplicación de refuerzos. En
este punto es importante señalar la necesidad de programar minuciosamente la
forma de actuación coordinada de todos los profesionales del centro ya que si
alguno no actúa según el programa ante las disrupciones del niño o la niña
éstas pueden hacerse más resistentes.
A
continuación algunas recomendaciones que pueden resultar útiles en cualquier
programa de alimentación para un niño o niña con CEA que vayamos a iniciar:
1.- Es importante que el niño o la niña tenga
hambre antes de iniciar la sesión. El hecho de asegurar el apetito no es
condición suficiente para que tengamos éxito pero si contribuye al mismo; por
tanto, limitar de alguna manera el acceso a sus alimentos preferidos en otras
horas del día y sobre todo previamente a la hora de la comida es un factor a
tener en cuenta.
2.- Tenemos que ser cuidadosos y realistas con
las cantidades, evitar por supuesto “platos de abuela” que desanimen al
niño no será suficiente; comenzar con una lenteja, un garbanzo o media alubia
con un niño que nunca ha comido legumbres es un muy buen comienzo y no pasa
nada porque después de llevarse la lenteja a los labios sin ni siquiera haberla
metido en la boca tengamos que dar al niño un gusanito como previamente
habíamos pactado.
3.- Una
vez que vayamos avanzando en los programas puede ser importante aplicar la “ley del plato vacío” que siempre será
más fácil cuando la cantidad que manejamos haya sido razonable; retirar, sin
que el niño se de cuenta, algo
de alimento del plato puede ser el único engaño permitido en nuestro programa.
Finalizar la sesión mostrando al niño el plato vacío y reforzándole por ello a
continuación es una muy buena estrategia y una conducta que debemos intentar que se generalice.
4.- A
mi modo de ver y sobre todo, en
casos “complicados” deben de ser los profesionales que se pongan al frente de
la intervención; ya hemos comentado en las entradas anteriores la
vulnerabilidad emocional que para muchas mámás y muchos papás supone todo lo relacionado con
la alimentación. Por supuesto los profesionales deberán de partir y tener muy
en cuenta toda la información suministrada por la familia y transmitir
puntualmente a éstas los pequeños logros que se vayan consiguiendo. A este
respecto resultan muy útiles las grabaciones de las sesiones y su posterior
visionado junto a las familias. Si los profesionales inician los programas
estos se desarrollarán en las fases iniciales en una sola de las comidas
reservando el resto para alimentos ya aceptados
(presupongo que ya todos hemos desterrado por ineficaz la práctica de
macarrones para comer y si no los quieres los meriendas, los cenas e incluso ¡¡¡¡
los desayunas!!!!).
5.- Atención a que el niño no se manche ni se
moje; restos de comida alrededor de su boca pueden resultar al niño muy
desagradables…lo limpiaremos siempre con suavidad y evitaremos que se pueda
sentir físicamente incómodo.
6.- Es
importante insistir en la necesidad de no
engañar nunca al niño: la experiencia me ha demostrado que los engaños son
muy variados y a veces muy sutiles y mucho más frecuentes de lo que en
principio podíamos pensar. Dar de comer a un niño o niña una cucharada de sopa
mientras decimos “toma yogur” es un claro engaño pero también lo es hacer como
que metemos la cuchara en el yogur para después rápidamente hacerlo en el plato
de sopa aunque no digamos nada y estamos engañando también cuando mantenemos
siempre en la mano un yogur que en realidad no daremos hasta el momento final
de la comida; por supuesto también son engaños
las mezclas, el posponer los refuerzos o incluso no darlos o el eternizar el “solo una más”. Engañando
solo conseguiremos desconfianza, displacer y ansiedad y ningún pequeño logro
conseguido mediante el engaño se consolida; las consecuencias siempre son
negativas. Recordar siempre que nuestra meta final es que la comida sea una situación placentera.
7.- No tengamos prisa, no amontonemos comida
en la boca de los niños y niñas; buscamos desensibilizar y con la boca cual
hormigonera es imposible que los receptores cumplan su función además de
comprometer la posibilidad de que el niño aprenda a masticar, a mover el
alimento por su boca… Las prisas llevan en ocasiones a que intentemos forzar a
los niños y niñas con lo cual no solo no disminuiremos probables
condicionamientos negativos sino que estaremos contribuyendo a que se fijen aún
más, aumentando la tensión y la aversión de nuestros niños y niñas en su
relación a la comida.
Y por
ultimo pero no por ello menos importantes dos ingredientes fundamentales:
PACIENCIA Y CONSTANCIA; los programas de alimentación suelen ser programas de
éxito a medio/largo plazo y nos tiempos no están predeterminados. Como siempre
cada, niño o niña nos marcará su propio ritmo, romper condicionamientos
negativos que en el mejor de los casos pueden tener dos años de antigüedad, es
lógicamente lento pero el ser conocedores de ello nos tiene que ayudar a
mostrar una actitud de calma durante todo el proceso. Llegados a este punto y
con el objetivo de infundir positividad os diré que ya son varios los cursos los
que llevamos en mi centro trabajando programas de alimentación y en todos los
casos, en mayor o menor medida hemos tenido progresos, algunos considerables,
otros importantes e incluso algunos han
supuesto un auténtico cambio en la calidad de vida de nuestro alumnado y sus familias. ¡¡¡Mucho ánimo!!!
A continuación os muestro algún apoyo
visual de los que utilizamos en nuestro colegio (CPEE Latores) , elaborado por nuestro profesorado dentro de los grupos de trabajo del centro.
¡Excelente recopilación, enhorabuena! Lo voy a imprimir y será muy útil para las encargadas de comedor de mi cole...������
ResponderEliminar¡Muchas gracias! Se lo diré a la autora ;-)
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